El pie es la estructura del cuerpo que más tiempo está en contacto con el suelo, por lo que determina cómo se encuentra el resto de nuestro cuerpo. Los pies son los cimientos que sujetan el resto del cuerpo, y prestarle atención a estos, ya sea teniendo los pies descalzos con frecuencia o utilizando calzado barefoot o calzado minimalista es una gran estrategia.
El pie
El pie está formado por:
26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos y 57 ligamentos.
De todas estas estructuras, pocas son las que presentan una correcta funcionalidad de carácter evolutivo, es decir, el hecho de llevar zapatos hace que nuestro pie pierda su capacidad de funcionamiento de acuerdo a la evolución natural de nuestra especie. Desde que somos bien pequeños, nuestros padres nos tapan los pies con calcetines y zapatos.
Al leer esto quizá te suene a que la persona que escribe esto es un extraterrestre, pues llevar zapatos es lo más normal del mundo. Que algo sea normal, que lo haga todo el mundo, no implica que sea lo correcto. El calzado que usa la inmensa mayoría de personas a día de hoy les está destruyendo los pies, tal cual lo lees.
Características de un buen calzado
El calzado que usamos debería de tener estas 4 características:
- Ancho.
¿Imaginas que pasaría con tu mano si la metes en un guante de boxeo más de 12-16 horas al día durante toda tu vida? Probablemente estos quedarían retorcidos y con poca movilidad. Lo que pasa con los zapatos estrechos no es diferente a este ejemplo.
- Plano.
¿Imaginas que pasaría con unos vasos llenos de agua apoyados sobre una bandeja, si esta estuviese elevada de uno de sus extremos? Probablemente parte de este agua se derramaría por toda la bandeja, e incluso los vasos se caerían al suelo si la inclinación fuese muy elevada. Los zapatos con tacos modifican nuestra pisada, y generan una inhibición de los músculos posteriores de la pierna, causando muchos problemas de difícil solución.
- Suela baja y sólida.
¿Imaginas que pasaría si apoyo un flan sobre una colchoneta blanda? Probablemente no dejaría de temblar. La estructura que sostiene nuestro cuerpo debe de ser firme, y contactar con otra superficie dura y firme, como es el suelo. Si a nuestro pie le añadimos un calzado con una suela excesivamente alta y blanda, este no será todo lo estable que debería, generando una serie de compensaciones en el resto de nuestro sistema, de nuestro cuerpo.
- Flexible.
Imaginas cuán lejos podrías lanzar una piedra sin poder flexionar el codo más de 20 grados? Probablemente no tendrías grado de movimiento para poder lanzarla muy lejos, estarías muy limitado. Un calzado con suela poco flexible limita enormemente el rango de movimiento de nuestro pie.
Los zapatos que se usan a día de hoy, en el mejor de los casos tienen dos de las características citadas anteriormente.
Y la importancia de que un zapato tenga estas cuatro características radica en que son las cuatro características que tiene un pie sano, un pie evolutivamente natural.
Nuestro pie, por naturaleza, es muy flexible, con una puntera ancha (dedos separados), con los dedos y el talón apoyados al mismo nivel del suelo (sin tacón) y con una suela sensible pero adaptada a caminar por superficies duras (al andar descalzo).
¿Realmente hay que andar descalzo?
No siempre hay que ir descalzo. Por suerte, en el mercado hay zapatos que presentan estas 4 características, por lo que su uso con frecuencia le da a nuestro pie la libertad que este merece, “como andar descalzo”. Aunque sí que te interesa exponer tus pies a la naturaleza con relativa frecuencia, es decir, a caminar como hacían nuestros ascendientes, descalzos sobre la hierba o sobre la tierra.
¿Cómo iniciarse en el mundo del pie descalzo?
Para iniciarte en este cuidado del pie, te recomiendo que sigas los siguientes pasos:
- Todos los días camines descalzo al menos 20 minutos.
- Siempre que llegues a casa, descálzate para caminar con libertad.
- Utiliza calzado “barefoot”, puedes ver los modelos de Vivobarefoot, Vibram, Merrell o cualquier modelo que sepas que presenta las cuatro características citadas anteriormente.
- Dedica tiempo a entrenar tus pies.
Como entrenador personal en Murcia puedo tomarme la libertad de afirmar que el pie es el triste abandono en los entrenamientos, no se le da para nada la relevancia que este tiene para generar movimiento.
Nos centramos en entrenar y entrenar nuestros músculos, en añadirle kilos a la barra, en sumar más repeticiones o en correr cada vez más rápido, aspectos que son imprescindibles para mejorar nuestra condición física, por supuesto, pero no pensamos para nada en sentir como nuestros pies se agarran al suelo, en sentir como nuestro arco plantar se mantiene firme y no colapsa, en sentir como nuestro dedo gordo se extiende en cada zancada para después contraerse y transferir fuerza contra el suelo e impulsarnos más rápido.
Destaco aquí que con unas zapatillas modernas últimos modelos y sus limitantes características, esto no se puede hacer.
En definitiva, la sobreprotección es una forma de agresión, y nosotros sobreprotegemos en exceso nuestros pies con tacones de 10 centímetros, con ejecutivos que aplastan los dedos de nuestro pie y con súper zapatillas Training de última generación que tienen una suela blanda y de 3-4cm.
Soy consciente de que este tema a nivel cultural está tan aceptado que es muy complicado abrir nuevos caminos, pero aún así lo complicado sólo requiere de un poco más de esfuerzo. Te ánimo a que pruebes a sentir tu pie, a liberarlo, a darle el trato que se merece y a no esclavizarlo con tanta frecuencia.
Tus pies son las ruedas de tu coche, lleva buen neumático o te saldrás de la carretera, aún llevando la mejor dirección asistida.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.